Querido Hijo:
Me dices que tu hijo te ha salido desobediente. Me traes muchas quejas de el y me dices que no sabes ya que hacer
con el. Tiene mala semilla me has dicho con voz muy grave y con vergüenza
en tu corazón.
Te atreves a afirmar tan terrible frase porque lo has visto crecer
ante tus ojos
y convertirse en un adolescente rebelde al que ya no puedes controlar como lo
controlabas
cuando era pequeño.
Ahora él, tu hijo, tiene su propia opinión y tu te enojas cuando
lo escuchas hablar. Ahora el te lanza unos " por que " Cuando tu le das
ordenes y te pide que le des razones
cuando encuentra que lo que le pides al parecer no es justo.
Se atreve a desafiarte y a pedirte cuentas y tu, entonces, te
conviertes en un hombre violento
y te olvidas de ser su amigo.
Yo, para ti, en estos momentos en los que te sientes enojado y
descontrolado,
solo tengo un consejo: ama, hoy mas que nunca, a tu hijo.
Aunque tu creas que no lo merece porque no se porta de acuerdo a
tus normas,
síguelo amando.
Dale tu afecto, tu apoyo incondicional, y no te afanes tanto por su
conducta,
porque esta es una etapa en su vida, que va a pasar,
como han pasado todas las etapas que, hasta ahora ha vivido.
Tu hijo no tiene mala semilla, como afirmas. En su corazón y en su mente están grabadas a fuego las normas que
le fuiste dando
mientras era chico.
Era tan lindo, "te recuerdas cuando tenia dos años que
lloraba cuando tu salías a trabajar. !Ah, que tiempos aquellos! Yo me recuerdo que tu esposa tenia que distraerlo para que tu te fueras
silenciosamente
y que después, cuando pasaba el tiempo y el se acordaba, te buscaba y su madre
tenia
que consolarlo mientras llegaba la hora de tu regreso a casa.
Después, cuando tenia 8 años, tú eras su héroe.
Le gustaba jugar contigo y se sentía muy orgulloso cuando le
encomendabas que cuidara de sus
hermanos y de su madre, mientras tu te ibas al trabajo.
Cuando cumplió 12 años empezó a cambiar.
Ahora ya no quería andar contigo y los amigos le importaban mas
que tu. Ahí fue en donde tu empezaste también a cambiar con él. De repente viste que se te estaba saliendo de las manos y quisiste
darle
toda la información que creías que le faltaba.
Empezaste ha darle largos sermones y él empezó a impacientarse. ¿Cómo fue que la relación entre ustedes cambio tanto? Yo sé lo
que paso.
Tu hijo, que también es mi hijo, llego a ese tiempo de la vida en
la que el niño
se convierte en hombre, en un hombre diferente a ti, diferente a su madre
y encuentra su propio yo.
Y a ti te cuesta trabajo respetar a este extraño que habla con voz
ronca
y que esta mas alto que tú y es por eso que peleas, porque no sabes que hacer.
Querido hijo: ten le paciencia a tu hijo. Conviértete en su amigo.
Escúchalo.
Ten le confianza y hazle saber que pase lo que pase, ocurra lo que
ocurra
y sin importar la distancia, siempre estará a su lado, como yo estado siempre
a tu lado y como siempre estaré al lado de el, también.
No te enojes con él "es acaso que ya se te olvido como fuiste
tu durante
tu adolescencia.
Ya ves, tu mismo diste muchos dolores de cabeza a tus propios
padres y,
llegado el tiempo, con ayuda mía, te convertiste en un hombre de bien
que ha sido un amoroso padre para sus hijos.
Por eso te digo hoy: no te afanes porque si le muestras tolerancia,
amor y respeto
a tu hijo, a su tiempo y con mi ayuda, crecerá, madurara, se convertirá en un
Amoroso padre para tus nietos.
Mientras tanto, querido hijo, ama a tu propio hijo cuando menos lo
merezca,
porque es cuando más lo necesita. Tu padre que te ama, DIOS
|